Si, hubo una época en que 75 Mhz era pura potencia.

Si, hubo una época en que 75 Mhz eran pura potencia.

Mierda, como pasa el tiempo, carajo.

Una cosa llevó a la otra, y cuando quise dejar de procastinar ya era demasiado tarde, estaba leyendo InfoWorld, edición Diciembre de 1995. No pude evitar la sonrisa –o especie de mueca– al ver este anuncio publicitario, no pude tampoco evitar hacer un poco de números y caer en la cuenta de que han transcurrido 16 años. Imperdible la propaganda de memorias SIMM de la marca Kingston en la página 140 también.

Era demasiado bueno para ser verdad. Tanto tiempo leyendo sobre Facebook por todos lados y suscripto como estoy a unos cuantos blogs que hablan sobre seguridad informática, he estado bastante al corriente de todos los problemas que fué sufriendo con los años y las subsiguientes quejas de los usuarios al respecto.

Como últimamente las aguas están tranquilas, me perdí un asado y salvo por algún que otro atropello a la privacidad todo parece ir viento en popa y con HTTPS para el login, ¡Allá vamos!, me dije.

Y acá estoy, dos dias mas tarde, tratando de entender todo este asunto del que si bien tenía algunas nociones teóricas, en la práctica puede resultar un poco apabullante al principio. Dos días es el tiempo que me tomó encontrarle la primera falla al engranaje. Si recién estoy desayunándome con todo esto, no me quiero ni imaginar la que me espera…

Mierda, como estas ya me imagino cuantas mas me voy a encontrar ahora que uso Facebook.

Mierda, como estas ya me imagino cuantas mas me voy a encontrar ahora que uso Facebook.

 

Facebook –supuestamente– debería importar en un lapso no mayor a 3 horas cada artículo que yo publique en el blog y republicarlo a modo de nota de forma totalmente automatizada en el muro pero a menos que lo haga yo de forma manual con cada artículo que escriba, Facebook ni se entera de la existencia del hilachento.

Algo tan pero tan sencillo que hasta me da vergüenza ajena: Leer texto, escribir texto. Punto. Todo lo que Facebook tiene que hacer es adquirir usando RSS las actualizaciones recientes y escribirlas a modo de publicación. Se me antoja bastante mas simple de programar que la granja, ¿No?

De todas formas es entendible. Por cada usuario intentando utilizar esta función, debe haber diez mil usando la granjita esa…

Este artículo me va a servir de paso a modo de conejillo de indias. Lo dejo aquí en el blog y esperaré hasta mañana a ver si aparece publicado en el muro automágicamente. De no ser así, ya anduve husmeando alternativas y me parece que me voy a decantar por un tal RSS Grafitti, no solo por que se menciona en varios sitios que cumple su función perfectamente si no también por que me cayó simpático el nombre.

Día dos, primer problema con Facebook. ¿Por que no lo habrá comprado Google cuando era apenas un esbozo de sitio web? Todo funcionaría seguramente.

 

Actualización, casi 24 Hs después de haber escrito el artículo: No, no hubo suerte. Las notas de Facebook no actualizan el muro con el nuevo contenido del blog. Voy a deshabilitar el servicio y probar si tengo mejor suerte con RSS Grafitti.

Seguime en Facebook.

Seguime en Facebook.

Si, después de meses de cavilación y todavía dubitativo –¿estaré totalmente en mi cabales?-, hoy por medio de este acto que poco tiene de solemne por que siempre llego tarde a todos lados, vengo a anunciar que para todos aquellos vagos de mierda a los que les resulte incómodo darse una vueltita por el hilachento cada cierto tiempo para ver si tuve a bien escribir algo nuevo y que nunca se llevaron bien con el lector de titulares mediante RSS, ahora también podrán enterarse de mis divagues por medio de Facebook

Así que ya saben, si sucumbieron a Facebook hace tanto tiempo que lo consultan de manera regular, no se las podría haber hecho mas facil: Ahora también Maldito Nerd en Facebook y en Technicolor.

Sepan disculpar el desliz todos aquellos detractores de Facebook con los que tuvimos largas charlas en su momento y que supieron aconsejrame tan bien al respecto.

Este me llegó por mail, no podía dejar de compartirlo:

Un negro sale del Bingo de Carlos Paz, seco, sin un mango. Era muy tarde ya y fue a tomar el único taxi que había en la puerta:

– Quiero ir a Arguello, le dice.
– Serán $ 50 por adelantado.
– Ahora mismo no tengo nada, perdí todo en el bingo pero si me llevas, te pago 60 cuando lleguemos a casa.
– ¡No te llevo un carajo; bajate y rajá!

Pasa una semana y el mismo hombre canta un bingo de $3.000 . Al salir del bingo se encuentra la hilera de taxis; el que no lo quiso llevar estaba último.
Después de pensar en cómo vengarse del taxista, entra en el primer taxi y enseñando el dinero le dice:

– ¿Cuánto cuesta ir a Arguello?
– $ 50.
– Te doy 600 $ si al llegar me la chupas.
– No.

A continuación prueba con el siguiente:

– ¿Cuánto cuesta ir a Arguello?
– $ 55.
– Te doy 600 $ si al llegar me la chupas.
– ¡Ni por 6.000 $, mariconazo!

Y así con todos los taxis de la hilera, hasta que llega al taxista del que se quería vengar:

– ¿Cuánto cuesta ir a Arguello?
– $ 50, por adelantado.
– Te doy $ 60 si bajas la ventanilla y, al ir pasando junto a tus colegas, les saludas con una sonrisa diciendo:

¡¡¡ Me voy a Arguello papá!!!