Vamos todos en fila india como ovejas al matadero. Es increíble.
La pulsera fraude Power Balance no es mas que un pedacito de caucho con colorante que lleva encastrado un holograma ovalado. Publicidad engañosa, producto milagro, estafa, mentira, fraude y una campaña de marketing viral persona-a-persona maquiavélicamente concebida.
Cada vez la veo mas seguido por ahí. Inclusive entre algunos amigos o gente de mi entorno cercano. A todos y cada uno de ellos me he tomado la molestia de explicarles por que fueron flor de pelotudos al adquirir la pulserita, el por qué los argumentos que la sustentan son totalmente inverosímiles y por que deberían sacársela de la muñeca ya mismo. En casi todos los casos recibí mas o menos la misma respuesta:
– Bueno, pero ya la pagué –o me la regalaron– y por mas que no funcione, me gusta.
La masa es estúpida y el marketing viral es la tesis de esta afirmación.
Como ya me está empezando a cansar, escribo este artículo con la esperanza de poder decir la próxima vez: Tomá, leé esto que escribí, espero que así te convenzas. (Y sacate esa mierda de la muñeca, la puta madre que te parió, ¿No ves que no hacés mas que seguir promocionando el producto?)
La power balance –de ahora en mas, en minúsculas– y el batido de Herbalife no son mas que la misma cosa, puras patrañas adornadas con cursilerías y términos que nos recuerden vagamente a algo «científico» pretendiendo además dar a entender que son sinónimo de estatus social.
Para el pobre ignorante que ve todo desde abajo, que una persona –que él supone de buen estatus o que idolatra por tal o cual motivo (rara vez exceso de intelectualidad si no mas bien todo lo contrario, jugadores de fútbol principalmente o personajes mediáticos en general)– use la power balance, automáticamente es sinónimo de que «algo de cierto debe haber», si no, mamerto no la usaría, y esto último, la credibilidad que le otorgan personajes conocidos, es la base del éxito de las pulseritas.