Una cuestión no menor que me aqueja desde que empecé a querer este pedacito de papel virtual en el cual fuí plasmando mis divagues a lo largo de todos estos años es: Qué va a pasar con toda esta cantidad de información cuando ya no esté mas para administrarla? Léase: cuando me haya muerto o alguna cosa peor, tipo quedar parapléjico o ciego y manco a la misma vez. Todas cosas altamente probables si las comparamos con las chances que uno tiene de –por ejemplo-, ganarse la lotería o tropezar y quebrarse el tabique nasal contra las tetas de miss mundo.
Mentiría si dijera que me llena de orgullo. Posiblemente todo lo contrario. Uno no se enorgullece de lo pelotudo que era cuando era un pendejo pelotudo y con el hilachento me pasa algo parecido. De vez en cuando leo algún post viejo que escribí hace años y se me cae la cara de vergüenza, pero es así: El fin último de la vida es no morirse y en el medio crecer y mejorarnos para morirnos mas tarde que los que no crecieron ni se mejoraron y junto con mi crecimiento como persona este blog ha ido creciendo y mejorando de igual manera en lo que a mis estándares concierne y planeo que no se muera.
Entonces, como que le fuí tomando cariño. No sabía por qué ni para qué, ni todavía lo tengo demasiado claro o decidido. Solo quisiera que perdure.
Nada es gratis. Las diversas tecnologías que hacen funcionar a este blog me cuestan dinero real (El servidor, el nombre de dominio, etc) y otras que no me cuestan dinero real podrían y sin duda van a dejar de existir en algún momento. Cloudflare por ejemplo, sin el cual la pequeñísima instancia de Amazon que hace funcionar este blog no aguantaría parada mas de dos días consecutivos o el mismo WordPress, podría y estoy seguro va algún día a convertirse en obsoleto, y si no me creen acuerdense de Geocities.
En todos los casos, a la primera en que yo no esté al pié del cañon y en pleno uso de mis facultades para pagar o renovar o reemplazar los servicios que hacen que yo pueda escribir esto y vos del otro lado leerlo: Chau blog, chau tantos años de charlar con nadie y para todo el mundo a la vez, chau todo lo que fuí alguna vez y alcancé a poner en palabras, con la única finalidad de que no se pierda. Con el fin último de que no muera.
Este blog de mierda, estos contenidos desactualizados, esta perorata ininteligible, estos tips para que entiendan solamente los iniciados en la tal o cual especialidad: todo mierda, pero es mía y le tomé cariño y lo escribo no sin cierta vergüenza.
Existimos solamente para ser el recuerdo de nuestros hijos.
Interestellar – 2014
Creo que el click último vino de la mano del nacimiento de mi hija y mi posterior separación. Crecí sin padre y a mi hija le está pasando lo mismo por que me está yendo mal en la parte de llegar al estado de concenso con mi ex, su mamá. De mi viejo no me quedó nada, ni un papelito escrito, una carta, nada. Por si acaso no la llego a ver crecer, me gustaría que un día mi hija pueda leer estas líneas y saber que su viejo era bastante pelotudo al menos. Que es mucho mejor que nada.
Y un día, hace como 8 años y de la nada, aparece este japonés misterioso, este genio de las matemáticas y la criptografía que al día de hoy el mundo entero intenta localizar y dió lugar a una cacería mediática que permanece infructuosa. Un día Satoshi Nakamoto inventó el concepto de BlockChains el solito y lo tiró ahí, en internet, para que toda la humanidad lo use.
Y otro día hace como dos años, un Ruso-Canadiense que apostaría un testículo a que tiene síndrome de Asperger y que a los cuatro años ya encendía la computadora de su padre para jugar con planillas de Excel y al cual echaron de la universidad por Genio: «Tomá plata, andá a hacer algo productivo por que acá sobrás», vino a reinventar la tecnología de blockchains y la dotó de una virtual machine capaz de ejecutar un lenguaje de programación Touring-Complete y ahí, justo ahí, es que se fue todo a la mierda. Y la web como la conocemos, y la Internet of Things como la imaginábamos y el mundo de las criptodivisas primero y del dinero real por último como existió hasta entonces, todo cobró un nuevo sentido, un abanico de posibilidades que solamente está delimitado por la imaginación del ser humano, que nunca deja de sorprenderme y parecería ser ilimitada.
Y Ethereum vino y existió y existirá si no para siempre, al menos lo suficiente como para que otra tecnología lo desplace de igual manera pero la base ya estaba sentada: La inmutabilidad.
Y es alrededor de esta inmutabilidad y combinando tecnologías que apenas si son una prueba de concepto por ahora (vean por ejemplo el Interplanetary Filesystem de Juan Benet) pero que ya son lo suficientemente funcionales, es que mi problema se va a resolver en el corto plazo y voy a vivir para verlo. Content Management Systems (CMS, este WordPress que hace funcionar mi blog por ejemplo), pero decentralizados 100% ya son una realidad tangible. Pueden remitirse por ejemplo al Proyecto Steemit o Akasha. De igual manera habrá en el futuro un Facebook descentralizado, un Twitter, un Reddit, etc, que podrían incluso desbancar a los primeros de su posición de liderazgo si no se saben adaptar y reaccionar a tiempo.
Estoy hablando de la internet que todos vamos a usar dentro de diez años. De la web 3.0 como le dicen. Miles de desarrolladores ya están dándole forma al futuro, que no se va a parecer en nada a lo que conocemos. Y es sobre ese futuro sobre el cual voy a dejar un día plasmadas estas líneas. Por que cuando el día llegue, voy a ser el primero en apagar este blog y volverlo a encender en una BlockChain para que ahora si, finalmente, persista en el tiempo. Incluso cuando yo no esté.
Por cierto, se me olvidaba: Además –supuestamente– voy a ganar mas guita.
PD: Intencionalmente omití linkear diversos conceptos que podrían resultarte nuevos, para que tengas que Googlear como un hijo de puta, por que no es lo mismo que te dé un link pre-digerido a la Wikipedia a que uses el buscador para ver por vos mismo la magnitud de las cuestiones a considerar, que a priori podrían parecer poca cosa.
Me gusta tu forma de escribir. Soy un técnico desactualizado y perdido en alguna oficina estatal del gran Buenos Aires que se sintió identificado con esta cosa de «hacerlo rápido, mejor copy-paste para seguir con mi vida», como más o menos ponés en la publicación de VPN. Y este post en particular me llamó la atención. También tengo un hijo, soy separado. En lo único que disiento es en lo que hay que dejar. Mi viejo me dejó algunos libros escritos, pero me la paso mirando fotos. Voy reclamás algunas líneas, a mí me hubiesen gustado algunas fotos más. Es lo paradójico de nuestra existencia. Creo que nos nuestros hijos lo mejor que podemos hacer es dejarle un cúmulo de herramientas (de lo mejor que nos salga) y que se acuerden de nuestra presencia a su lado lo más posible. Para eso, lógicamente, hay que estar presentes. ¡Saludos!
Si señor. Bienvenido al lado de mierda de la fuerza.
Me vas a hacer emocionar.